Un equipo de trabajo es un espacio lleno de oportunidades, muchas veces inexploradas, muchas veces sofocadas. Y es que en general, cuando tenemos la función de “conducir”, desconfiamos de que suceda lo que “aún no sabemos si sucederá”. ¿Cuánto estamos dispuestos a perder? ¿Cuánto estamos dispuestos a soltar? ¿Cuánto somos capaces de arriesgar? En general bastante poco. No confiamos demasiado porque necesitamos controlar los riesgos y predecir resultados. Pasamos poco tiempo pensando de qué se trata lo que hacemos, con qué nos estamos comprometiendo, y mucho, pero mucho tiempo, calculando cómo ajustar la maquinaria de lo que debe suceder y previniendo desvíos. Pero si hay algo que tienen de bueno las personas, es su capacidad de sorprendernos. Su capacidad de dar mucho más de lo que somos capaces de imaginar. Eso es un equipo. El lugar en donde el otro me sorprende y potencia mis resultados, mientras yo sostengo los de él. Se trata de sostener, de escuchar, de estar presentes , de clarificar día a día el objetivo y de imaginarnos juntos cómo es ese resultado que estamos buscando. El fin de 2016 me encuentra gestionando el espacio de un equipo increíble, de personas que vienen a trabajar sonriendo y no se conforman con poco. Gracias a ellas este año pude experimentar que es posible (y altamente recomendable) liderar desde la confianza. Les dejo algunos tips para que ustedes también disfruten de la magia:
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El año 2016 me deja, entre otras cosas, la experiencia de facilitar talleres con actores claves de la ciudad de Buenos Aires. En el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires propusimos talleres participativos para conductores de colectivos (ómnibus) con la idea de generar conversaciones sobre la convivencia en el tránsito, bajo el lema: “Para que exista conducción segura tenemos que convivir mejor y disfrutar de nuestra ciudad”. En los últimos cuatro meses estuvimos realizando 60 talleres en los que participaron unos 800 choferes de ómnibus urbanos. Las actividades propuestas tienen como objetivos: - Desarrollar una mayor conciencia de su rol como activador de comportamientos en la ciudad. - Identificar las situaciones que favorecen la convivencia en el tránsito, y aquellas que generan mayores niveles de stress - Desafiar creencias limitantes para detectar oportunidades y generar compromisos En todas las actividades el rol de los facilitadores se enfoca en favorecer la escucha, la visualización y la búsqueda de nuevas oportunidades. A través de la escucha activa, los facilitadores generan espacios para compartir experiencias en un ambiente seguro, luego mediante mapas de roles se promueve la visuallzación y comprensión del sistema completo y las interacciones entre sus partes. Finalmente, la puesta en juego de las situaciones cotidianas y la identificación de la emocionalidad que las acompaña favorece la toma de conciencia y el descubrimiento de nuevas oportunidades.
Como facilitadores asistimos a los grupos a pensar un futuro deseado que emerge de sus conversaciones, favoreciendo la toma de conciencia y la acción por sobre la queja y la impotencia. |
Marta bendomirreflexiones y aportes entradas
December 2019
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